El maestro del terror no tiene límites. Hodgson, como buen escritor, tiene en cada libro una nueva faceta por descubrir. En La casa en el confín de la tierra nos mostraba una capacidad excepcional para la narración abstracta, onírica, así como para transmitir al lector los sentimientos del personaje sin demasiados rodeos que quizás podrían distraerlo, en contraposición a su primera novela Los botes del Glen Carrig.
Con estos relatos, Hodgson muestra una cara distinta del miedo. Recrea leyendas, mitos, sueños y pesadillas que nos acechan desde lo más profundo de nuestra mente, desde el momento en que comenzamos a explorar el océano: luces, caras, seres desconocidos, monstruos... Una variopinta colección de temores expresada de forma arquetípica y asequible para el lector moderno, que anda en busca de una historia imposible, de un relato corto que le atraiga y le aporte algo sorprendente e inquietante.
Por: Zeta Ibarzo.
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